La dramática constituye uno de los principales géneros literarios. Presenta, de manera directa, uno o varios conflictos a través de uno o varios personajes que desarrollan sobre la escena el argumento gracias, fundamentalmente, al diálogo. El teatro o dramática se presenta ante los posibles receptores de dos maneras: mediante la actuación de los actores sobre un escenario delante del público o a través de la lectura de la obra como si se tratase, por ejemplo, de una novela. De todos modos, las obras teatrales están concebidas para ser representadas, y
cualquier lectura personal no es más que un ejercicio incompleto, ya que ha de estar complementada con elementos tales como la música, la iluminación, el movimiento de los actores, la decoración escénica como los telones de teatro o simplemente las butacas para teatros que han de estar acondicionadas especialmente al conjunto del teatro.
Uno de los grandes campos de trabajo que necesariamente ha de abordar la persona que se inicia en la práctica de la Improvisación Teatral, es el desarrollo y entrenamiento de su espontaneidad. Este elemento, herramienta clave de la técnica de Improvisación, es en gran parte responsable de que el Teatro de Improvisación sea un Teatro vivo, peculiar y sorprendente.
Trabajar la espontaneidad significa aprender a no censurar las primeras respuestas de la mente ante los estímulos que el improvisador recibe, aprender a decir “sí” a los impulsos de la imaginación. Se trata de un proceso por el cual el improvisador va gozando cada vez de más libertad, abriendo así el camino de la sorpresa: sorprenderse a uno mismo, sorprender al compañero, sorprender al público. El inglés Keith Johnstone, en su obra “Impro”. La improvisación y el teatro”, hacen una certera y atractiva exposición sobre en qué consiste y a
qué nos lleva la espontaneidad en el Teatro de Improvisación.
No se trata, ni mucho menos, de que cada improvisador se deje llevar, únicamente, por aquello que le viene a la cabeza en cada momento. Si es importante que el improvisador aprenda a escucharse a sí mismo para decir “sí” a sus impulsos e ideas, lo es igualmente el aprender a escuchar al otro o a los otros improvisadores que están en escena con él, para decir “sí” a las propuestas ajenas.
En el campo de la fluidez y en estados de competencias del inconsciente, podemos asegurar desde Decoratel que nuestras obras en telones para teatros, así como la confección de cortinas y de butacas para teatros, no son fruto de la improvisación, sino del estudio constante y la incorporación de nuevas técnicas que han ido evolucionando nuestro trabajo, sin perder las raíces, mientras que hay elementos que conllevan un movimiento en el tiempo, otros como son los componentes fijos de un teatro, requieren de un estudio mucho más profundo, ya que el decorado de un teatro no se cambia tan habitualmente.