La mejora y adecuación de teatros al sonido y otros espacios y lugares similares donde concurren muchas personas, conlleva en muchas ocasiones la incorporación de elementos suspendidos como cortinas acústicas para poder modular y mejorar una reverberación controlada que mejore las condiciones acústicas. Para auditorios destinados a palabra hablada con volúmenes entre 300 y 12 000 m3, los tiempos medios de reverberación deben encontrarse entre 0,7 y 1,2 segundos. Para música, los valores son mayores y oscilan entre 1 y 2 segundos, aunque deben ser mayores para música coral.
La reverberación es un fenómeno o efecto que es directamente proporcional al volumen del auditorio e inversamente proporcional a la cantidad de absorción que haya en él. Por ello las cortinas acústicas al ser absorbentes reducen la posibilidad de reverberación de manera efectiva. Para salas hasta 300 espectadores, un volumen de 3 a 5 m3 por asiento suele proporcional un nivel de reverberación adecuado para la palabra hablada, con el uso de materiales habituales como la madera o el revoco. Se considera 0,6 m2 la superficie de suelo ocupada por una persona, más unos 3 m3 de circulación por persona, lo que resulta en una altura de unos 5 m. En auditorios con mayores aforos esta altura es insuficiente, por lo que habrá de recurrirse a materiales absorbentes acústicos.
En auditorios para uso musical el volumen por asiento será de unos 8 m3 para conseguir tiempos de reverberación suficientes.. Cuanto más cerca esté el público de la escena y entre sí más se podrá reducir el volumen por asiento, aunque esto va en contra del confort de cada espectador.
Cuando el auditorio tiene unas dimensiones muy grandes y la máxima distancia a un asiento supera los 18 m son necesarios los reflectores situados en el techo, orientados a los asientos más lejanos. El material de los reflectores debe ser suave y sin poros, con un peso entre 5 kg/m2, para palabra hablada, y 40 kg/m2 para música.
La reverberación puede adaptarse a la acústica de la sala principalmente mediante métodos físicos o electrónicos, para adecuarla a los distintos tipos de representaciones en donde la propia capacidad del patio de butacas puede variar la calidad de audición.
Los métodos físicos implican movimientos de techos y paredes, no es el caso, pero con las cortinas acústicas apantalladas en verticales u horizontales o la modificación de la absorción de la sala mediante paneles se puede llegar a mejorar sustancialmente la calidad del sonido. Habilitar cortinas que generan una superficie más absorbente cuando están extendidas, apta para el teatro, y más dura, para música, si están recogidas, pueden llegar a ajustar los tiempos de reverberación hasta en un 40%, mientras que el 60% restante depende del público y los asientos. Los sistemas electrónicos se basan en el uso de micrófonos y altavoces que emiten en múltiples canales sonoros.
En el diseño del edificio se han de considerar las siguientes consideraciones entre espacios:
Si existe más de un auditorio, deben estar separados entre ellos tanto en planta como en sección, sin compartir paredes. Las salas de ensayo y talleres deben estar separados entre ellos y de la escena.
El auditorio y escena deben contar con vestíbulos acústicos en sus puntos de entrada.
Las salas de instalaciones deben estar situadas lejos de las zonas de representación, para evitar la transmisión de ruidos y vibraciones.
Los factores que pueden influir en la correcta audición de la representación por parte del espectador: Proximidad al escenario: cuanto más cercano esté el espectador, escuchará una mayor parte de sonido directo, mientras que en posiciones lejanas recibirá una combinación de sonido directo y reflejado espaciado en el tiempo. El volumen de la sala tiene una relación directa con su tiempo de reverberación y es necesario determinar el volumen correcto para cada tipo de representación o el uso que se le va a dar.
Para la palabra hablada, es suficiente con un volumen de 5 m3 por persona. Los tiempos de reverberación serán próximos a 1 segundo para frecuencias medias. En teatros debe sentarse al público lo más cercano posible a la escena, en torno a ella tanto en el patio de butacas como en palcos. Las buenas visuales favorecen la buena acústica. A partir de un aforo de 1000 espectadores será necesario utilizar amplificación de sonido.
Para músico, el tiempo de reverberación asciende a 2 segundos, mayor en los bajos, lo que implica como mínimo un volumen de 10 m3 por persona. Es habitual el formato en doble cubo, que permiten una audiencia de hasta 1800 personas con la mejora de acústica proporcionada por las reflexiones de paredes y reflectores en techos.
Los espacios multiuso tienden a ser espacios pequeños, para unos 200 espectadores y sistemas de modificación de la acústica con cortinas acústicas de alta capacidad para mejorar la calidad envolvente del sonido en un espacio cerrado.
En general, además de la asesoría de un experto, se realiza una simulación acústica mediante modelos físicos a escala 1/20 o mediante ordenador para obtener un estudio más detallado del funcionamiento del edificio.