El sistema escénico español está copado prácticamente por su alta dependencia política y económica de los poderes públicos y por el papel determinante de los espacios teatrales mayoritariamente de titularidad gubernamental como intermediarios entre la producción privada y el consumidor final. En este sistema conviven dos mercados, el de la producción y el de la difusión, ambos con mucho camino por recorrer aún. En el primero de ellos, las compañías o unidades de producción financian su actividad fundamentalmente sobre la base del caché recibido por la venta de sus funciones a los teatros y de las subvenciones otorgadas por distintas administraciones. En el segundo, festivales y espacios escénicos, demandantes a su vez en el mercado de producciones, actúan como oferentes en el mercado de difusión. Sin embargo, los recursos para financiar dicha cadena proceden sólo limitadamente del consumidor final, ya que son las administraciones quienes aportan directa o indirectamente la mayor parte de los recursos.
La diversidad de agentes y de comportamientos, así como la complejidad que encierra la existencia e interrelación de estos dos mercados en el sistema escénico español ha dificultado su estudio desde perspectivas científicas. En este sentido, Decoratel España dentro del campo de producción como empresa de equipamiento de telones para teatros, sabedora de los momentos que pasa dicho sector, trata siempre de mejorar sus servicios y adaptarse a los nuevos tiempos con materiales y equipos más competitivos y económicos para cubrir, en parte, ese vacío.
El mercado del espectáculo en vivo español ha vivido una profunda transformación a lo largo de los últimos veinticinco años, fruto de dos tendencias convergentes. Por una parte, la importantísima inversión pública en la construcción y rehabilitación de teatros y auditorios, así como el apoyo a la producción, circulación y exhibición de espectáculos. Por otra parte, la capacidad de iniciativa de un sector de producción y distribución privado que ha sabido aprovechar el flujo de dinero público para poner en marcha un gran número de iniciativas.
Los Centros de producción públicos. Su dependencia de la administración asegura un riesgo casi nulo, elevados costes de producción, y un número de profesionales en escena muy superior a la media. En algunas comunidades autónomas bajo este nombre se conocen aquellas estructuras gubernamentales de apoyo a la producción o a la coproducción con terceros. La Producción comercial privada. A cargo de empresas que producen espectáculos de gran formato (teatro musical, producciones con estrellas televisivas, comedias de éxito, etc.) están centradas fundamentalmente en las ciudades de Madrid y Barcelona.